Me encanta conducir, la sensación de ir con tus pensamientos, música y tiempo de sobra...
¡Carretera y manta!
Es por hablar de algo que me gusta porque sí, como cuando pillas un buen libro y llega la hora de leer antes de dormir... el gusto de algo tan simple que resulta increíble que haga tan feliz... eso sí, parece que siempre tenemos la sensación de que antes nos lo hemos ganado (para saber qué es pasar un buen rato tienes que haber pasado uno malo, ¿no?).
Eso de estar a veces uno solo entretenido (ese del espejo es divertido a veces!!!!) puede ser crucial para que estés deseando estar acompañado, como la escena del perro domesticado de El Principito...
Otras veces pasa al revés, no deseas otra cosa que quedarte solo, aunque sea para no hacer nada de nada, sólo estar...
un poco de vegetal o de seta tampoco viene mal de vez en cuando, ¿no?
Me parece que estoy en un periodo de estar con gente, rodeada y tan feliz, pero antes tengo que dedicarme unos cuantos pensamientos que me hagan recapacitar y madurar una vez más... a veces duele, tanta inseguridad no puede ser sana.... %-(
Y por eso ayer cogí el coche por la mañana y fui a Toledo, a una cita programada, pero obligando a mi cuerpo a tomar un poco de energía.
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Y parece que, después de acceder por un infierno de obras, aclararme con señalizaciones sólo de hoteles, encontrar sitio en la puerta en pleno centro de la ciudad y obtener un objetivo en esta cita, mi
caos particular, como yo lo llamo, empieza a quedar en segundo plano.