2006-11-14

UN DÍA HOMER....

Hay días en que sientes explotar ese sentido de responsabilidades que nos OBLIGA todo el rato a hacer lo que DEBEMOS, todo un elenco de acciones ya rutinarias que se van almacenando en el mismo cerebro, como el horario del cole... y llega ese día, ese que yo llamo desde hoy El Día Homer Simpson, sedentario y bobalicón mundialmente conocido.
En ese día todo parece ir a a cámara lenta, respiras gracias a que es un esfuerzo involuntario, si no, ni te molestas... "Debo" y "Tengo que" ya no se transforman en "Voy a...", sino que quedan borrosos, todo se convierte en relativo con la dosis justa de pereza (bueno, siempre hay obligaciones como seguir las comidas o lavar al perro después de rebozarse en una mierda de herbívoro, ummm, qué agradable, ¿verdad?)

Ayer tuve mi día Homer (sin ser coña lo del rebozado a las 9 de la noche), y el caso es me ha sentado como dios, aunque me ha dado una especie de super-fuerza-de-voluntad que empieza a desarrolarse hoy con fuerza inusitada.
Bienvenida sea la ansiada adrenalina, aunque un día sedentario parece que nos recuerda que también hay treguas beneficiosas para el organismo...