2006-11-02

Otoño

Se acerca, pausado pero sentenciando los días largos, el otoño de verdad, con su anochecer temprano y las nieblas matutinas. Fuera de lo normal es que aún tengamos días de piscina, de solazo despejado que empieza a quemar con molesta insistencia... ¡que venga el frío!














Aunque afloren las depres mal curadas y las moqueras de nariz, lo que toca, pese a quien le pese, es ese entretiempo que abandonó mi armario hace años (es poco práctico eso de gastar en ropa que te vas a poner quince días).

Pensándolo bien, empieza lo bueno: tardes nocturnas descubriendo los olvidados juegos de la Play (encima se nos ha jodido la tarjeta de memoria y todos los datos guardados...), el reencuentro con la mantita en el sofá (por fin me traen lo sofás que encargamos en AGOSTO), el placer solitario de un buen libro, las sesiones de DVDs y palomitas calentitas en un bol gigante, el peso de la manta en la camita que abraza y recoge nuestro sueño, y la comida caliente, no la olvidemos, esa que aborrecemos con los calores, como las sopitas o los pucheros de judiones. ¡Ummm! :P

He aquí un pensamiento para el otoño:
"Los largos sollozos de los violines del otoño sólo contribuyen a hacer nuestra vida monótona...y triste. De nada sirve lamentarse. Esta mañana de otoño,aunque sea gris y lluviosa, es un nuevo día"
(Pequeña filosofía matinal, de Catherine Rambert)