Ayer desaparecieron parcialmente las nubes que ocupaban todito el cielo desde hace dos semanas y apareció radiante y entera la Cara de los Sueños, esa Luna llena que dictamina las mareas de la mar y las mujeres.
Pintada con claroscuros salidos de El Greco, parecía retar a la noche con su poderoso foco, iluminando los rincones que ocultan las tinieblas.
Poetas inspirados y espíritus desarraigados se pasean inquietos ante esta aparición extraterrestre tan añeja como las montañas que la acunan. No se por qué pero me siento pequeña como nunca ante la perspectiva de estas colosas de la naturaleza...